viernes, 15 de febrero de 2008

Leon Bloy asegura que Los imbéciles son escurridizos e impermeables como una clara de huevo.
Siempre que viajo al país de la fantasía, vuelvo empapado; allí llueve mucho.
De la verosimilitud a la veracidad, de lo que creemos a lo que hacemos.
Los programas electorales son tan inconsistentes que no resisten el más mínimo debate con alguien que no sea político profesional.

jueves, 14 de febrero de 2008

Hace tiempo que Thomas de Quincey nos lo advirtió: Si uno empieza por permitirse un asesinato, pronto no le da importancia a robar, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia del día del Señor, y se acaba por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el día siguiente. Una vez que empieza uno a deslizarse cuesta abajo, ya no se sabe dónde podrá detenerse.
El exceso de información crea extraños compañeros de cama.
La pedantería de los jóvenes, como la propia juventud, se cura con los años.
No se puede hablar de lo que no tiene nombre.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Jorge Luis Borges afirmó que Feliz el que no insiste en tener razón.
Es la gente que no sonríe la que tiene la culpa del mal tiempo.
En la decepción me siento absurdo; absurdo por haber esperado. Casi siempre, la esperanza es un absurdo en sí misma.
Hay palabras que nunca deberían pronunciarse.

martes, 12 de febrero de 2008

Edmond Hamilton nos cuenta que Medité esa idea de la extraña manera en que se aplican las leyes de la lógica a las cosas imposibles.
Las obsesiones no nos dejan perder el tiempo con preocupaciones sin importancia. Y así, poco a poco, sólo nos queda tiempo para vivir las obsesiones.
Lo que emociona al mirar a una mujer hermosa no son sus ojos sino los ojos que la miran.
Los que manipulan se creen inmunes a la manipulación y, por eso mismo, son muy manipulables.

lunes, 11 de febrero de 2008

Ambrose Bierce, en su Diccionario del Diablo, nos asegura: Cita, s. Repetición errónea de palabras ajenas.
Antes vivíamos entre buenos y malos; ahora reina el desconcierto.
Muchos ofenden a los demás con los mismos insultos que se dedican ante el espejo cada mañana.
Hay quien adivina la totalidad ignorando las partes, y hay quien conoce las partes y nunca entiende la totalidad.