Epitafio en la tumba de Martinus von Biberach, muerto en 1498:

Vengo de no sé dónde,
soy no sé quién,
muero no sé cuándo,
voy a no sé dónde,
me asombro de estar tan alegre.

Las personas educadas en el temor, difícilmente podrán mandar.

Los fanáticos son, en primer lugar, fanáticos de sí mismos; si no es así, no son creíbles.

Hay personas que se merecen oir aquello que una vez dijo Martin Luther King: No pedimos que nos queráis; sólo que dejéis de fastidiarnos.

A veces es una maldición tener buena memoria.

Son los fanáticos los que nunca cambian de opinión.

Félix de Azúa escribió que La libertad consiste en carecer de identidad, y no en tener una y defenderla.

Los cambios crean confusión; por eso, los ecologistas son tan conservadores.

En la discusión, nunca niegues, afirma siempre.

El poeta Juan Ramón Jiménez descubrió uno de los secretos del escritor: inventar las palabras. Y lo explicó así:

No sé con qué decirlo,
porque aún no está hecha
la palabra.

Es asombroso que haya tantas personas libres e inteligentes que, sin embargo, odien pensar.

La vida está construida de concesiones.

Miguel de Unamuno escribió en 1888 que Yo siempre tengo qué decir, aunque muchas veces no lo diga y otras no deba decirlo.

Es una locura pretender que las palabras signifiquen siempre lo mismo.

Hoy día, saber mucho no es bueno para la salud mental; de ahí, tanta paranoia como uno se encuentra entre amigos y conocidos.