viernes, 8 de febrero de 2008

Jean-Louis Servan-Schreiber ya nos avisó de que La obsesión por el cuánto y el cómo nos mantiene a una distancia confortable del por qué.
A veces, quiero dormir y no soñar.
Para que sea eficaz, la experiencia debe sufrirse.
Tengo como religión no tener patria ni bandera y quizá por ello, cada vez me cuesta más entenderme con quien tiene religión, patria y bandera.

jueves, 7 de febrero de 2008

Frank Lloyd Wright nos avisa de que Un experto es un hombre que ha parado de pensar; él sabe.
Vivimos con prisa. Y las cosas es mejor hacerlas rápido que hacerlas bien.
El roce de mis manos en tu piel levanta tormentas en Caribe, ciclones en China y terremotos en lo más profundo del Océano Pacífico. Es el caos. Y no tiene que ver con el aleteo de una mariposa. Son mis manos en tu piel. O tus manos y mi piel. Da lo mismo.
No hay reglas para lo que nunca ocurre y, si por un milagro extraordinario, ocurre, lo mejor es ignorarlo.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Norman Mailer escribió que La democracia es un estado de gracia que sólo alcanzan los países que poseen gran cantidad de individuos dispuestos no sólo a gozar de la libertad, sino a trabajar duramente para mantenerla.
Las necesidades son pocas y los deseos, infinitos.
Es de ilusos esperar que quien vive de la resolución de un problema declare que el problema está resuelto.
Cuando muere un amigo, perdemos el futuro; por lo menos, nuestro futuro con él.

martes, 5 de febrero de 2008

Daniel Goleman afirma que Para mentir bien la persona debe comenzar creyendo sus propias mentiras.
Los niños de ahora comen más y ríen menos que los que conocí en otra época. Quizá sea una enfermedad nueva y desconocida.
Lo que es satisfactorio se convierte con facilidad en un hábito y, en último término, en una adicción.
La ansiedad es el resultado de la duda entre luchar o huir.

lunes, 4 de febrero de 2008

San Anselmo de Canterbury (1033-1109), allá por el siglo XI, afirmó que Creo lo que entiendo.
Es frecuente sacrificar la honradez en el totipotente altar del consenso.
Alguien, nunca recuerdo quién, definió la educación como la transmisión de una mentira social.
Sólo los incoherentes alcanzan la felicidad. Los demás, como mucho, quizá lleguen a ser felices consigo mismos.