Me parece que muchos políticos no saben que Cicerón aseguró que Nada es tan popular como la bondad.
Quizá sean los políticos los que más se avergüenzan de mentir; lo digo por la gran facilidad que tienen para cambiar de opinión y decir, supongo, la verdad.
A los ambiciosos hay que contarles que son como aquel que quiso subir a lo alto de un árbol, rama tras rama, y al llegar a la más alta, cualquiera que les mire, de ellos sólo verá una cosa: su trasero.